12 feb 2010

Plataforma crítica sobre la insitución arte en España

driant-zeneli-all-art-has-been-contemporary.jpg La PLATAFORMA CRÍTICA SOBRE LA INSTITUCIÓN ARTE EN ESPAÑA se presenta como un foro de debate sobre las instituciones, grupos de poder, programas expositivos y políticas culturales en España. Se quiere así dar visibilidad a una discusión todavía incipiente y que se considera necesaria en la consolidación constructiva y argumentada de un espacio fuera de los intereses de los agentes culturales habituales.

Esta plataforma es ajena, por un lado, a espacios web que amparan el anonimato, que se presentan como cauces de un malestar difuso y que perpetúan la falta de legitimidad de las instancias críticas y de las instituciones culturales en España. Frente al comentario anónimo, que es simétrico en su impunidad a la evasión de responsabilidades de los agentes culturales a los que alude, Brumaria se ofrece como un foro de debate identificado donde los discursos críticos están sostenidos por sus productores.

Por la misma razón, Brumaria se distancia de otras plataformas críticas mantenidas por las instituciones museísticas y que se presentan autosatisfechas de la manifiesta contradicción que exhiben con sus premisas y pretensiones. Frente a la retórica del antagonismo tutelado, Brumaria ofrece un espacio de debate que no pretende ocupar un lugar hegemónico ni agotar ninguno de los temas sugeridos.

La apertura de Brumaria no se hace efectiva en el reciclaje de materiales críticos preexistentes, ni quiere ser mero contenedor plural de propuestas, sino que continúa una labor emprendida hace tiempo y que ya ha definido un perfil reconocido por las más sólidas instancias de la teoría crítica del arte. Ese perfil crítico es la resultante de su trayectoria y de sus actuales objetivos.

La preocupación sobre la que nos centramos en esta nueva etapa es el excesivo y desigual engorde, que no crecimiento, de la institución arte en España, generado verticalmente como una forma de inversión de la clase política en capital simbólico sobre una base social en gran medida desinformada. Las consecuencias de esa exaltada inauguración de instituciones celebrativas deben ser evaluadas en la época de su recesión. El primero de los campos de debate será, pues, cómo queda el panorama tras el previsible declive de la tendencia inversionista. El protagonismo desproporcionado de la figura de los directores de los museos y centros de arte, en comparación con otras instancias y con lo que ocurre en otros países de nuestro entorno, ha actuado como un eclipse de la precariedad de las bases de la crítica y de la formación de los artistas y los públicos. Buena prueba de ello se nos presenta en el debate estéril sobre el documento de buenas prácticas, malversado en su ejecución e insostenible como problema real de la función pública de los museos y centros de arte en España.

Del mismo modo, la aspiración internacionalista que han mostrado casi todas las nuevas instituciones ha eludido la articulación de los contextos específicos en los que se implantaban y se ha mostrado como proyección narcisista de los agentes que las dirigían. El abandono de los públicos y los territorios en los que han sido creadas convierte a estos centros en símbolos de una perversa comunión de intereses entre la clase política y el circuito “profesional” de los gestores culturales, gestores privados que de manera creciente y alarmante están ocupando parcelas de poder desde el amiguismo, el clientelismo y las prácticas contrarias al derecho.

De estas premisas se derivan algunos de los ámbitos de discusión que propone Brumaria (abierta a colaboraciones de agentes externos a su staff) en este espacio:

- Después de ingentes inversiones en promoción artística, la proyección internacional de nuestros artistas sigue siendo nula. Las políticas desarrolladas por las redes de centros de promoción pública no ha conseguido generar una cultura artística horizontal, no ha mejorado la educación artística de los públicos que acuden a los centros y tampoco han servido para producir propuestas artísticas de interés.

- Resulta cuanto menos llamativo el hecho de que, en la actualidad, los ritmos que marcan el devenir del arte español vengan marcados desde los espúreos y cortoplacistas intereses de los partidos políticos en el ejercicio del poder, cuando en otros contextos no muy lejanos existen otros factores (mercado, crítica, academia), más o menos activos, capaces de negociar con las instituciones a la hora de generar dinámicas y discursos en un tejido artístico más plural y descentralizado.

- El papel de la Universidad española en lo que a cuestiones artísticas se refiere es un asunto que sigue sin ser tratado por la crítica en su conexión con los demás déficits del sistema. Los departamentos de Historia del Arte y Bellas Artes no tienen capacidad para incidir en el mundo del arte. Sus enormes carencias como centros de formación de investigadores, críticos y artistas hacen necesaria una revisión histórica.

- Ante el silencio de la academia –espacio que desde su independencia está llamado a generar investigaciones rigurosas al margen de la mercadotecnia cultural–, las instituciones parecen decididas a escribir la historia reciente del arte en España. Sin una línea hegemónica asentada, pretende plantearse una historia contrahegemónica paradójicamente articulada desde instituciones hegemónicas que pueden terminar por desactivar el ya de por sí cuestionable potencial disruptivo de estos discursos.

- Las agencias que nacieron con el fin de establecer un diálogo crítico con las instituciones (asociaciones profesionales, espacios independientes) han sido inmediatamente neutralizadas por aquéllas o, en el mejor de los casos, se han visto inmersas en una improductiva discusión acerca del fracasado documento de buenas prácticas.

Estas líneas temáticas, que pueden ser ampliadas en el transcurso de los debates, tratan de señalar sólo algunas de las quiebras registradas en las últimas décadas y constituyen un carácter específico del caso español. La puesta en cuestión de las inercias institucionales nos parece aquí una fórmula necesaria y constructiva para la depuración de un discurso crítico que diluya el “mapa del silencio” al que hemos aludido en otras ocasiones. BRUMARIA ofrece aquí un nuevo foro de debate abierto a la intervención y a la réplica de quienes son protagonistas de las prácticas artísticas y críticas en la actualidad.

Originalmente en Brumaria

Vía Salonkritik

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