30 jun 2010

Página del mes_Archivos y cartografías

Dentro del proceso de trabajo del proyecto Correspondencia desde Eyjafjallajökull estamos trabajando sobre la idea de Europa a partir de la irrupción de la nube volcánica que produjo, como saben, una pequeña crisis (dentro de la crisis) del sistema de transporte aéreo. En la lista de mails que estamos enviando como Brainstormig se lanzaba una pregunta bastante naif: ¿Puede una nube cambiar la geografía?




















Hace unos años, en un ciclo de la filmoteca de Valencia proyectaron el documental Das Meisterspiel de Lutz Dammbeck. El director se transmuta en detective que indaga sobre la posible autoría de una suerte de vandalismo conceptual acontecido en los noventa y que tiene repercusión en la prensa austriaca: las pinturas del pintor Arnulf Rainer, a quién parte de cuya fama le viene por haber pintado sobre las obras de otros, son cubiertas de una capa negra y, si no recuerdo mal, con alguna frase incluida.

La investigación de Dammbeck sigue las diferentes hipótesis que se generan alrededor de este hecho como coartada para realizar una análisis bastante crítico sobre el postmodernismo y la situación del arte contemporáneo en ese momento. De entre las diferentes líneas que se trazaban en el film como explicación a la intervención vandálica, una lo relacionaba con una serie de atentados que estaban sucediendo en ese momento ligados a los movimientos neonazis, de los que formaba parte uno de los alumnos de Rainer. En el desarrollo de esa línea, lanzó una idea que me pareció de gran potencia: presentar el proyecto del III Reich y la invasión de Europa como si fuese la mayor obra de arte conceptual, la Gesamtkunstwerk. Este documental no es en el único sitio en el que se sugiere esta idea.

Dentro de este proyecto conceptual total se podría incluir incluso todo el perfeccionamiento propagandístico que Goebbels diseñó, como bien contaba el conspiranoico Mike Ibañez (uno de los responsables de las jornadas Spectra en el CCC Octubre) en la crónica postindustrial Pop Control (sólo he encontrado esta reseña en el Blog Ausente); por ejemplo, este avanzado publicista social preparaba auténticas performances que consistían en lo siguiente: grababa discursos con magnetofón de los adversarios un día, y los invitaba a participar a un debate público bien publicitado al día siguiente al que estos no podían asistir por la distancia y la falta de programación con anterioridad. El debate se convertía en un discurso del Führer manipulando a voluntad las palabras, los ritmos, los cortes, el orden y, en definitiva, el significado que salía del magnetofón.

Aunque la idea pueda ser muy polémica, me pareció realmente sugerente la lectura irónica que lanzaba Lutz Dammbeck: el cambio total de la estructura geopolítica de un continente como obra de arte, planteamiento extremo que sobrepasó a cualquier intento de los ismos últimos más radicales. Por supuesto, con las consecuencias nefastas que todos conocemos.

Siguiendo esa noción de arte de desplazamiento geopolítico, podríamos decir que la construcción de la Comunidad Europea se trata del reverso positivo lanzado desde la idea del Estado del Bienestar, con toda la creación de símbolos que conlleva (cómo cualquier construcción política, religiosa, económica, etc).


El proyecto de actitud megalómana Train Time Zeit Zug de Manuel Saiz se podría emparentar con la línea de esa idea lanzada por Dammbeck pero encaminada a cuestionar el modelo europeo. Con la idea de fondo de Wagner, compositor favorito del III Reich, de la obra de arte total, y muy presente en Fitzcarraldo de Herzog, TTZZ con un sentido del humor elegante, realiza un documental y un proyecto expositivo en el propone la hipotética construcción de una mega estructura que implicaría a gran parte de los países centroeuropeos en la construcción de un tren circular de alta velocidad, una suerte de Ouroboro que funcionase como un reloj real que represente la unión de Europa en su paso.

Con la generación de un archivo de entrevistas a especialistas sobre las implicaciones técnicas , políticas, económicas y conceptuales que supone la construcción de tamaña estructura ferroviaria como proyecto artístico, Manuel lanza una serie de cuestiones sobre la validez y las implicaciones del trabajo artístico, la posición del artista y su responsabilidad, la identidad europea, la relación entre el arte y las políticas culturales, la ingeniería y el ecologismo…

Siguiendo algunos de los mismos supuestos, podemos incluir en esta línea, aunque con una actitud muy diferente, la acción de Francis Alÿs Cuando la fe mueve montañas, proyecto llevado a cabo en 2002 en Perú con al ayuda de Cuauhtémoc Medina y Rafael Ortega, en el que reclutaron un grupo de 500 colaboradores para mover, pala en mano, una duna gigante tan solo unos centímetros. Si bien que el esfuerzo que se realiza es enorme y aunque el resultado es de una efectividad poco transcendente, el nivel simbólico que consigue es muy potente: conseguir mover una montaña, crear la ficción de una geografía móvil basado en un objetivo compartido, actuar como un terremoto silencioso.

Es en este idea de desplazamiento tectónico a través de la ficción dónde volvemos al proyecto de Correspondencias. Abriendo el prólogo del maravilloso libro Breve guía de lugares imaginarios nos encontramos con la siguiente anécdota:

En 1923, un grupo de zapadores ingleses estaba midiendo una zona casi inaccesible del continente africano. Al final de un duro día, ansiosos de volver a la base, cayeron en que aún quedaba por medir una pequeña colina. Uno de ellos, el más imaginativo, propuso que terminaran el trabajo más tarde, de regreso en el campamento. Su sugerencia fue aprobada. Armado de un par de tijeras, el cartógrafo recortó de una revista el dibujo de un elefante, trazó su contorno en el mapa, y completó así la colina cuyas medidas nunca fueron tomadas. El monte en forma de paquidermo puede verse aún hoy en el ángulo noroeste de la página 17 de la serie cartográfica 1:62,500 publicada por el Real Instituto Geográfico Británico bajo el título África: costa de oro.

Y es a través de la ficción de Googlemaps que estamos acostumbrados a tener la representación de forma automática del territorio. ¿qué pasaría si hubiese una zona en la cuál no tuvieses acceso porque la información se oculta? ¿tendríamos de nuevo una especie de Terra Incógnita, un Here be dragons meteorológico que cuestionaría los bordes geopolíticos?

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